La hija de la noche de Laura Gallego en ed. edebé ya va por su decimosexta
edición y nos invita a una lectura romántica ideal para los tiempos de la noche
de las ánimas o la víspera de Todos los Santos o Halloween, según queramos
aplicarnos a tiempos más o menos modernos.
La acción se sitúa en Francia, en un pueblo ganadero. Sus habitantes se ven
envueltos en extraños sucesos que les hacen reaccionar movidos por el miedo y
las habladurías. La rutina del campo se altera cuando vuelve Isabelle, una
lugareña que ha estado ausente unos años y que trae con ella costumbres de vida
que no se ajustan al patrón esperado.
La narración combina el suspense con la intriga y nos pone frente al espejo
de nuestras propias reacciones. La autora maneja con habilidad los tiempos y
consigue que la acción avance durante las noches de misterio, en las que tomar
una decisión u otra depende del miedo o de los deseos de aventura de unos y de
la frialdad de mente de otros.
El protagonismo de la historia es compartido por Max Grillet, el joven
gendarme de la villa, que a duras penas puede contener los miedos de sus
convecinos. A medida que la narración avanza, los sucesos se van desencadenando
y provocan un desenlace intrigante.
En esta novela podemos aprender que las decisiones tomadas bajo el influjo
del miedo pueden ocasionar consecuencias nefastas, que la ciencia y la
reflexión nos ayudan a solucionar mejor los problemas, que la juventud y la
determinación no están reñidas y que no hay que desfallecer, si queremos lograr
un sueño.
Recomiendo la lectura del libro a los amantes del suspense y el misterio.
No os defraudará.
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